VISITA VIRTUAL A LA ERMITA DEL NIÑO DE MULA


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Dónde está la ermita del Niño de Mula
Cómo llegar a la ermita del Niño de Mula. Murcia.  España
Fecha: 07-06-2014
Visita:  a la del tanto interior como exterior
Dónde comer: 
Dónde dormir: 
Qué visitar: 

En la visita virtual a la ermita del Niño de podremos hacer el recorrido desde la población del Niño de y visitar el interior de la ermita del Niño de . Las fotografías esféricas y la unión de las mismas formando una visita virtual nos permitirán conocer cada uno de los rincones de la ermita del Niño de exactamente igual que si estuviéramos allí mismo.

SITUACIÓN

La ermita del Niño de Mula se encuentra en un auténtico cruce de caminos: a escasos metros discurre la Vía Verde del , y a poco más de 100m se encuentra un lugar de paso, otrora obligado, de los viajeros que iban de Murcia a Caravaca. De todo ello, en plena carretera, se encuentran las populares ventas, con una buena gastronomía de la zona que no debería perderse nadie y a precios realmente asequibles.

HISTORIA

La zona fue antiguamente conocida como Campo de Albalat y de ahí su actual denominación: El Balate. Allí se encontraba un cortijo perteneciente a la familia Botía. La historia por la que es conocida la ermita del Niño de Mula arranca en la primera mitad del siglo XVII. A finales del invierno de 1633 nacía en Mula Pedro Botía Artero. A los 15 años quedó huérfano por culpa de la peste que asoló el Reino de Murcia en 1648. Huyendo de la epidemia se refugió en Albalat (Balate), donde la familia tenía las tierras que comentamos.

Allí se dedicó al pastoreo de las ovejas que tenía la familia. Triste y abatido y sin saber ni qué hacer ni dónde ir (recordemos que estaba solo y a una legua escasa de la muerte que asolaba Mula y todo el Reino de Murcia) de repente se le aparece un precioso niño, vestido de nazareno y con una cruz en su mano derecha. Este niño le a Pedro el porqué de su tristeza a lo que respondió éste su triste y reciente historia. Pedro a su vez le preguntó al niño quién era y éste le contestó que era el Niño de Belén, le acercó la cruz que llevaba y le dijo: «Toma mi Cruz y sígueme». Intrigado, Pedro volvió a preguntarle «¿Pero donde vives?» A lo que el niño le respondió «Yo vivo y moro en mi Eterno Padre». Y tal cual lo dijo, desapareció. Otras historias dicen que el niño, además, le pidió que fundara y edificara allí mismo una ermita. Pedro, persona sencilla y humilde, no contó a nadie este hecho hasta muchos años después.

Años después y haciendo caso de lo que le dijera el misterioso niño, Pedro ingresó en el Convento de los  Franciscanos de Orihuela. Esto ocurrió el 30 de Marzo de 1653. Hizo sus votos ese mismo año y desde entonces pasó a llamarse de Jesús Botía. Vivió en el mismo convento durante varios años y posteriormente se trasladó al hoy desaparecido Convento de San Ginés de la Jara. Estando en San Ginés de la jara, se propuso visitar los  Santos Lugares. Obtuvo el correspondiente pemiso de su superior y visitó Roma, la ciudad de Asís,la  Basílica de Santa María de los Ángeles (Porciúncula), y la Basílica de San Francisco.

Hallándose en uno de ellos y por segunda vez, se le apareció un Niño hermoso, y le ordeno que no fuera a Palestina, como era su intención (Jerusalen) y que regresara a España. Obediente embarco en Génova con destino a España. En el mismo barco se encontraba el Conde de Lemus que volvía a la península al terminar su puesto de Virrey y Capitán General del Reino de Nápoles,. Pedro hizo amistad con el potentado durante el viaje. Al llegar a Barcelona, el Conde le dijo a Fray Pedro que le acompañara hasta Madrid. En la villa, capital del reino, lo introdujo en la Corte y le presentó a toda la nobleza principal de España. Desde el primer momento se convirtió en el consejero y director espiritual de muchos de ellos.

Tiempo después Fray Pedro abandonó la corte y descalzo, como era costumbre andar, se dirigió a Consuegra, en plena Mancha castellana. Como credenciales llevaba unas cartas de presentación que le había facilitado el Conde de Lemus. Allí se encontró con el príncipe, un día que Fray Pedro estaba orando. Le presentó las cartas del Conde y a D. Juan de Austria le llamó la atención la fuerza y la sencillez con la que hablaba el fraile. Lo hizo llamar a sus aposentos y fascinado le mandó que lo visitara diariamente, franqueándole el paso a través de la guardia hasta sus aposentos-

Pasado un tiempo recibió la preceptiva autorización para volver a su convento de San Ginés de la Jara pero con la obligación de tener que volver a la Corte cuando se le pidiera. Fueron diversos los viajes que realizó a la Corte hasta que finalmente el príncipe le nombró su asistente espiritual. Bajo la protección del príncipe Juan de Austria, fundó el Real Monasterio de la Encarnación de la primera regla de Santa Clara.

Fray Pedro de Jesús Botía, el niño muleño que a los 15 años quedó huérfano por la peste que asolaba su pueblo,  falleció en el mismo Monasterio de la Encarnación de Mula que el fundara entre los días 5 y 6 de Septiembre de 1717 a los 84 años de edad. Como era costumbre, fue sepultado en el mismo Monasterio de la Encarnación de la primera regla de Santa Clara.

Es imprescindible indicar que no está clara que parte de esta historia es real y cual forma parte de la leyenda, ya que los supuestos hechos narrados no se corresponden con la realidad histórica. Por ejemplo, las epidemias fueron sensiblemente anteriores a los hechos aunque quizás pudiera tratarse de un simple error de «anotación o de cuentas». Lo cierto es que la ermita se erigió por esas fechas y quizás en conmemoración de la finalización del azote de la peste.

EL EDIFICIO

La ermita en sí, es totalmente barroca. Su exterior, sobrio y típico de las iglesias de la zona, se perfila en el horizonte con sus dos campanarios que flaquean la fachada de ladrillo. Su interior posee una caprichosa decoración a base de rocallas y yeserías. El templo fue construído en el siglo XVII. Tiene planta de cruz latina con nave central cubierta, dos capillas laterales y con bóveda de medio cañón sobre lunetos en un total de cuatro tramos, el primero de los cuales, comprendido entre las dos torres y destinado a coro, es el más destacado.

El altar es barroco con columnas de tipo salomónico. En la sacristía se puede tocar el lugar donde supuestamente se posó la aparición. La ermita pese a sus pequeñas dimensiones goza de una gran riqueza patrimonial. Su exterior ha sido recientemente restaurado.

A finales del siglo XVII ya empezaba a tener sus primeros devotos. En el interior se encuentra la talla del Niño. Ésta fue enviada por la reina María Luisa en 1707 de manera temporal pero no fue devuelta tras la entronización de los Borbones, linaje con el que fray Pedro no consiguió establecer buenas relaciones antes de fallecer en 1717. Se sospecha que la imagen pudo desaparecer, como otras muchas obras de arte, en el gran incendio del Alcázar Real, acaecido en 1734. Perdida la imagen y fallecido Fray Pedro, el estado de la ermita y el número de peregrinos se resintieron gravemente. Para evitar este declive, algunos hombres del pueblo constituyeron una cofradía en 1733, fiel centinela del santuario y del culto al Niño de Balate.

 En 1780 comenzaron las obras del actual Santuario, aunque ya antes los cofrades habían conseguido que los traslados de la nueva talla de El Niño a Mula y viceversa se convirtieran en un espectáculo de gran atractivo popular en el que no faltaban música, fuegos artificiales, soldados uniformados lanzando arcabuzazos al aire y una multitud de devotos, que acompañaban a la imagen en su trayecto.

LAS FIESTAS

El día 22 de septiembre se celebra «La Romería». Por la mañana temprano, el Niño sale del Convento de la Encarnación acompañado por los romeros hasta su ermita. Tras la romería la multitud se reparte por las diferentes zonas de la pedanía para comer y volver al atardecer a Mula

 es el autor de la visita virtual a la ermita del niño de Mula. Fernando Cifuentes Duque es informático y fotógrafo de confianza de Google por lo que está certificado para realizar visitas virtuales para Google

One thought on “VISITA VIRTUAL A LA ERMITA DEL NIÑO DE MULA

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